El desempleo y la crisis de viviendas son dos facetas muy visibles del descenso económico en la isla.
Investigación académica especializada por el profesor Samuel Bornstein y Jung I.Song sobre patrones económicos en los Estados Unidos, plantea un nexo entre la pequeña empresa, los trabajos, las hipotecas, y la crisis de vivienda.
¿Cuán grande es el sector de empresas pequeñas? Veamos un asomo a la importancia de este sector fundamental:
“A partir de los datos que proporciona la Oficina del Censo de Estados Unidos a través de su publicación County Business Patterns, la tasa de establecimientos del sector privado con empleados en Puerto Rico se sitúa en 12 por cada mil habitantes. En Estados Unidos, la tasa es de 26 por cada mil habitantes, con datos de la misma fuente…Según esta publicación, en Puerto Rico había 47,340 establecimientos con empleados en el 2007. El County Business Patterns utiliza varias fuentes para identificar los negocios y el volumen de su actividad empresarial, pero en la práctica debemos asumir que sólo incluye los negocios más formales, básicamente los que reportan contar con empleados ante la Administración del Seguro Social… De estos establecimientos, 25,876 (el 55%) tienen muy pocos empleados, de 1 a 4, pero en conjunto representan 48 mil empleos. En el extremo contrario, en Puerto Rico hay 412 establecimientos (1% del total), responsables de 246 mil empleos. Ninguno de estos dos grupos de empresas, sin embargo, sale muy favorecido de la comparación de sus cifras con las registradas diez años antes. El crecimiento de las empresas más pequeñas (tanto en número como en empleo) ha sido tenue… ¿cuál es la importancia del lento crecimiento en las empresas más pequeñas? Los cambios en esta categoría tienen también repercusiones en el ámbito del empleo; si el número de establecimientos de 1 a 4 empleados hubiera crecido a un promedio anual del 3% se podrían haber creado casi 15 mil empleos asalariados adicionales. También pueden repercutir en la calidad del empleo, especialmente en determinados sectores. Pero sobre todo la repercusión es importante en términos de la forma de nuestra estructura económica, de las bases sobre las que se asienta la economía actual y futura. Como mencionábamos anteriormente, los establecimientos de 1 a 4 empleados representan más de la mitad del total de establecimientos en la economía. Diversos enfoques teóricos en el campo de administración de empresas coinciden en argumentar que entre esos establecimientos se deben encontrar los que crecerán para convertirse en las empresas locales de mediano gran tamaño...”
-Tomado del Boletín de Economía, Apuntes sobre el sector privado en Puerto Rico en época de crisis del profesor Manuel Lobato Vico de la UPR.
Históricamente, las pequeñas empresas crean los trabajos que motorizan el desarrollo económico. Casi 90 por ciento de las pequeñas empresas emplea de 1-19 trabajadores, y crean más de 44 por ciento de nuevos trabajos cuando un panorama económico es saludable. Pero, esta vez es diferente. La pérdida de poder adquisitivo de la familia promedio obstaculiza el gasto de consumidor con la pérdida resultante repercutiendo directamente a la pequeña empresa. Las pequeñas empresas son golpeadas por el gasto decreciente del consumidor y esto se agudiza por limitaciones al crédito lo cual se convierte en inhabilidad de tener acceso al capital de préstamos de negocios ordinarios. Pero, éstos no son los únicos problemas que enfrentan los propietarios de pequeños negocios. Encuestas sobre las hipotecas comerciales de pequeñas empresas, proporcionan la primera evidencia contundente de severos males de fondo. Los propietarios de pequeños negocios para funcionar se colocan en riesgo de incumplir pagos de reajustes de hipotecas amortizadas en 2009. Ahora operan con ventas deprimidas, sin necesariamente contar con una red de socorro financiero, y en peligro de ejecución de una hipoteca comercial. La pérdida de trabajos resultante para sus empleados afectará el desempleo y la crisis económica.
De la revista electrónica El Detallista de la organización que conocemos como el Centro unido de detallistas (CUD) (2011) vemos que su nota editorial apunta: “Los micro y pequeños comercios representan una gran parte de los empresarios locales, quienes generan más del 50 por ciento de los empleos permanentes en el País y atraviesan por uno de sus peores momentos económicos…”
Veamos lo que se desprende de los testimonios reflejados mediante encuestas especializadas reformulados en una narrativa modelo promediada:
Empresarios, profesionales independientes y comerciantes sacaron hipotecas (y segundas hipotecas residenciales) convirtiendo su equidad de propiedades comerciales y hogares al inflarse los valores inmobiliarios durante el 2004-2007 en dinero debido a esto es “muy preocupante” su reajuste de pagos de hipotecas mensuales en un escenario deprimido, por otro lado los valores de las propiedades han sido devaluadas lo que les niega la alternativa de ensayar nuevos planteamientos hipotecarios de manera efectiva. El fenómeno histórico de valores altos y de tarifas de excepcionalmente bajo interés impulsó a los pequeños propietarios de negocios. La refinanciación era a menudo una barata manera para que los pequeños propietarios de negocio financiaran sus operaciones. Los pequeños propietarios de negocio especialmente conviertieron los recursos hipotecarios en herramientas de gerencia de efectivo (“money-market”) que no requerían documentación excesiva ni análisis prolongado de sus operaciones comerciales.
Es una tragedia cuando un prestatario individual falla de manera terminal en su hipoteca y pierde su hogar o negocio (o hasta ambos). Se magnifica la tragedia cuando el prestatario es un pequeño propietario de negocio que emplea hasta 19 empleados o más. La pérdida de trabajos debido a la crisis financiera del pequeño propietario de negocio relacionada con delincuencia y defecto de hipotecas tendrá un efecto que se multiplica en el desempleo y contribuye a que los precios futuros de propiedades exacerbe la crisis inmobiliaria.
Una grave crisis financiera como la que vivimos en Puerto Rico precipita numerosas quiebras. Esa es la cruda realidad que se desprende de las informaciones y las tendencias existentes. Este desenlace cuasi obligado es recrudece en el panorama de las pequeñas empresas en la isla. Recordemos que estas empresas tienen que mantener una normalidad aceptable (léase legal) con su sistemas de pagos de transferencia tales como seguro de desempleo, Seguro Social, Fondo del estado, otros seguros, etc.
Veamos:
“Durante el primer mes del 2011 solamente, 77 quiebras comerciales se registraron en la Isla, lo que constituye un alza de 83 por ciento si se comparan con las 42 registradas durante enero del 2010. Estas cifras y sus implicaciones comerciales representan para economistas las señales de una tendencia clara que apunta al distanciamiento de un repunte económico. “Esto lo que significa es que la economía aún no ha tocado fondo”, afirmó el profesor de economía del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, José Alameda Lozada. “Estamos hablando de cifras alarmantes”, recalcó. Según estadísticas del Boletín de Puerto Rico, solo las quiebras comerciales reportadas en enero totalizaron $132.5 millones en deudas acumuladas. De ese total, $89.6 millones estaban asegurados y $41.6 millones, no… Por su parte, el economista Luis Rey Quiñones Soto afirmó que esta tendencia es el resultado de la eliminación de más de 39,100 empleos -únicamente durante el 2010- y la consecuente pérdida de $783 millones en capital que “ha dejado de circular en la economía local”. “En la medida que la demanda no esté sólida, los negocios se van a caer al no poder vender”, expuso el economista ponceño. (PeriódicoLaPerla)
De otra parte coinciden comentarios tales como: (Quiebras) “el monto de la deuda va en aumento. Hasta el mes de junio, el total de las obligaciones, incluyendo los casos comerciales y los personales, sumó $1,389 millones, un 14% más respecto al mismo periodo el año pasado. Esta diferencia podría aumentar más, pues aún no está disponible el total adeudado en todos los casos correspondientes a junio. “Esto (el aumento en el monto adeudado) se debe a los casos comerciales. Ha habido una merma en los casos personales y un aumento en los comerciales”, comentó Humberto García, presidente del Boletín de Puerto Rico.” (ElNuevodía)
Tener acceso a préstamos es necesario, tener préstamos y cumplir con la obligación es otro problema.
El segundo gran dolor de cabeza para la banca es el crédito concedido a empresas. La mora de empresas cuesta millones a la banca. Los bancos asumen pérdidas por la morosidad (marcado por la recesión y el aumento del desempleo), las pérdidas se disparan lo cual pone en cuestión la capacidad de la industria bancaria nacional para empezar a mejorar la financiación del sector productivo.
La posibilidad de que aumente el crédito a empresas y familias depende de la recuperación de la demanda solvente. Las cifras de pérdidas crediticias son muy abultadas. Los cuadros macroeconómicos se trasladan a las cuentas de resultados.
“Crecimiento económico, a diferencia del desarrollo, se expresa de manera inmediata en el aumento de las cifras macroeconómicas…[p]or tanto, la banca, objeto de análisis de estas líneas, ha de profundizar la crisis que padece el País…[e]n ese proceso, tanto la empresa privada como el gobierno han reducido de manera significativa su capacidad de invertir y, por tanto, se achican sus posibilidades para alentar crecimiento. La conclusión es obvia: la estructura de la economía de Puerto Rico, como ya se sabe hace rato, yace sobre fundamentos muy endebles…Puerto Rico -con sus desaciertos en política económica- acelera el proceso desindustrializador...” (PeriódicoLaPerla)
Según datos que hemos podido analizar, la tasa de morosidad se mantiene en su nivel más elevado en casi dos décadas. Además, si se compara con 2008, los datos reflejan un importante aumento creciente de la morosidad, este nivel de activos dudosos persiste a pesar de que tres instituciones bancarias mayores fueron disueltas entre otras razones principalmente por sus patrones de mora.
Tan reciente como este domingo el Comisionado de Instituciones financieras, Alfredo Padilla en entrevista publicada por el rotativo El Vocero, tras tratar de comunicar un mensaje alentador (parte de su obligación como miembro del gabinete ejecutivo del partido en el poder) dice y citamos: ““La cantidad de activos no productivos no es la ideal, hay mucha morosidad en préstamos hipotecarios que requieren mucha atención y en ‘loss mitigation’, y eso nos va a tomar lo que queda de este año y parte del próximo, pero hay otro ambiente que no se compara con los años pasados”, señaló Padilla. Por el lado de las cuentas de depósito, mencionó que al verlo en el sentido amplio es notable la disminución, principalmente por la salida de los “brokered deposits”…[c]uestionado en relación a las pequeñas financieras con productos enfocados en préstamos personales, Padilla dijo que este sector se ha achicado la última década porque los clientes pueden acceder a otras alternativas. “Lo que queda de la industria sobrevive y cumple una misión, eso se ha mantenido”, comentó.” (ElVocero)
Hacemos mención rápidamente y aparte de las instituciones prestamistas “pequeñas” ya que el radio de acción económica de estas entidades se nutre y atiende el sector de la ciudadanía que no tiene cuentas bancarias o tiene una sub-presencia bancaria minimizada, se ha dicho que este sector es tanto como un 60% de la población general. Debemos anotar que muchas de las empresas familiares y negocios tradicionales de comunidad interactúan con estas empresas de pequeños préstamos que muchas veces se realizan a base de criterios más laxos en la otorgación. Hay quienes apoyados en este tipo de necesidad han desarrollado lo que llaman micro-banca que en Puerto Rico al momento no ha mostrado visibilidad operacional notable.
Como comentario más bien sociológico de este panorama debemos notar que las pequeñas empresas (muchas veces lógicamente pobladas por familiares, vecinos y amigos de los empresarios) tienden a ser más renuentes a despedir sus empleados que las grandes empresas en las que el empleado resulta un ente impersonal.
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