miércoles, 6 de julio de 2011

de las imperfecciones de un círculo...




La verdad objetiva o absolutamente cierta es una ingenuidad epistemológica.
Luigi Ferrajoli, “Derecho y razón.”

Todos pensamos que conocemos lo que es un círculo, nombrarlo invoca de inmediato imágenes nítidas, el círculo es la superficie de un curva cuyos puntos son todos equidistantes los unos de los otros desde la referencia de un centro invisible que flota en medio de su plano, sin embargo no hay un círculo perfecto tan solo en nuestros sueños e ilusiones, es un ideal que algunos piensan exagerado, otros insisten en la necesidad de su concepto para ese eterno acercarnos a lo imposible, no es totalmente raro pensar en que la justicia es un círculo y acaso el sistema es una esfera perfecta que es el objeto sólido que reúne todos los círculos idénticos que oscilan alrededor y situados a la misma distancia del mismo centro invisible que flota en algún predio del universo, un sistema circular que multiplica ad infinitum las irrealidades de su existencia ya que cada uno de sus componentes circulares concéntricos es igualmente ilusorio e inexistente en la realidad, lo cual podemos asumir es como el concepto del sistema de justicia ideal plasmado en forma de cuerpo astral, nuevamente aplican las mismas ideas, unos lo piensan exagerado, otros tan necesario como el horizonte y las sombras... Claro, podemos añadir que tanto el concepto del balance como el de equilibrio padecen a su manera de las mismas imperfecciones de un círculo.


Sacuden el panorama del proceso de la justicia criminal dos casos.

El primero: People vs. Casey Anthony, acaba de concluir, un proceso de unos tres años han transcurrido desde la súbita desaparición de la menor Caylee que luego de meses aparece muerta en un pantano, la madre acusada, es absuelta de todas las acusaciones más graves, un proceso que ha sido altamente publicitado en los medios, un caso por completo estructurado sobre argumentaciones circunstanciales.

El segundo: People vs. Dominique Strauss, no ha iniciado formalmente. Se empieza a erosionar la posición de la Procuradoría ante una avalancha de informaciones y publicaciones que se centran en la supuesta perjudicada y su alegada credibilidad impugnable. La prensa amarillista hace su agosto en julio, sospechas de compras de influencias en los medios por el poder financiero multimillonario del acusado percolan mientras se escuchan sugerencias de acuerdos preacordados. Aparecen nuevas acusadoras del imputado por supuestos previos delitos de agresiones sexuales.

En Puerto Rico poco se debaten estos casos que sin embargo extrañamente tienen similitudes con casos locales. Por lo pronto sabemos que no hay procesos perfectos y mucho menos cuando en juego o lucha se encuentran fuerzas formidables en escenarios carentes de claridad evidenciaria.


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