viernes, 29 de junio de 2018

La Junta de puercos (recordando a Orwell)



La Junta porcina de control fiscal, de acuerdo a Orwell. La actual crisis económica de Puerto Rico y sus repercusiones sociales se pueden ver e interpretar desde varias perspectivas. He optado por abordarlos en términos de los conceptos y procesos de personajes literarios. Mi elección hermenéutica específica está dictada principalmente por mi énfasis en la lectura de fenómenos socioculturales no bloqueado por sistemas formales de significación, sino más bien como historias en proceso, cuyo significado se redefine constantemente de acuerdo  cómo se perciben e interpretan. Esto significa que es uno de varios enfoques creativos posibles. Espero ofrecer estas ideas motivado por mi convicción de que las meras discusiones econométricas oscurecen los principales parámetros de las relaciones sociales en argumentos financieros y políticos aburridos e irrelevantes.
Es cierto que las asociaciones etimológicas no pueden llevarnos lejos, a menos que se establezcan niveles teóricos, ideológicos o socioculturales más profundos y amplios pero como la literatura ha demostrado en todo momento, un buen cuento o un poema puede revelar las verdades ocultas tras la retórica oficialista y la prosa publicitaria que nos alimentan a diario. En períodos de crisis colectiva florece el fenómeno de símbolos reales: grupos específicos de personas (por lo general élites) e incluso individuos totalmente egocéntricos son identificados como sujetos, como protagonistas o antagonistas, como en el drama narrativo típico y la construcción de comedias.
En la actual crisis económica, resultan geniales y prtinentes los cerdos orwellianos ya que son descaradamente un elenco de tecnócratas sensibles solo a los dictados de sus propios intereses económicos, "socialités animalizados y criminales de cuello blanco". Sin duda, reunidos por virtud de una promesa que no promete realmente nada en una junta de cerdos son responsables de una serie de comportamientos negligentes o inapropiados y, lo más importante, de mantener y proliferar estructuras socioeconómicas altamente problemáticas que se desvían del bien común solo para alimentar su codicia y avaricia.
A los ojos de la mayoría que no tenía interés inicial de resistir sus deseos creyendo que trabajarían para nuestro bien colectivo, los cerdos de la junta se han convertido en agentes de una fuerza contaminante que erosiona nuestro ecosistema socioeconómico. El comportamiento irresponsable por parte de la autoridad política y económica de los cerdos de la Junta se transfiere como un destino inevitable, estamos condenados sin opciones ni derechos, y debemos depender de la inteligencia de los cerdos sin cuestionar sus motivos.
"Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros" dice Orwell principalmente porque en nuestro imaginario representan una entidad excepcionalmente poderosa, manipuladora y engañosa en nuestra actual crisis socioeconómica histórica.  -  pachi/ ROF

viernes, 15 de junio de 2018

Ñoñería de la política machista ambivalente...


Lo cierto es que el tema de esta nota lo trato porque escuchando un análisis de la situación política puertorriqueña he quedado impactado por la opinión de un alegado comentarista. En un alarde de sexismo machista el lcdo. Ivan Rivera en Radio Isla dice que un candidato gubernamental para ganar tiene que ser guapo y estuvo “caracterizando” que si tal o cual puede ganar basado en ese criterio. De entrada este tipo de planteamiento subestima a las mujeres aunque sea de manera ambivalente o velado. Es como escuchar comentarios de la mujer que “está buena” y a base de esa clasificación estereotipada otorgar características y potencialidades. 
Hablemos de sexismo: El sexismo, los prejuicios o la discriminación basados en el sexo o el género, especialmente contra las mujeres y las niñas, imponen límites a lo que las mujeres y las niñas pueden y deben hacer. El sexismo más común en una sociedad es el aplicado contra mujeres y niñas porque funciona para mantener el patriarcado, o la dominación masculina, y simplifica (trivializa) las personalidades femeninas. El sexismo, incluso cuando es leve, funciona para oprimir a las mujeres y las niñas sobre la base del sexo o el género. Tal opresión generalmente toma las formas de explotación económica y dominación social. Los comportamientos, las condiciones y las actitudes sexistas perpetúan los estereotipos de los roles sociales (de género) basados en el sexo biológico. Una forma común de socialización basada en conceptos sexistas enseña narrativas particulares sobre los roles de género tradicionales para hombres y mujeres. Según ese punto de vista, las mujeres y los hombres son opuestos, con roles ampliamente diferentes y complementarios: las mujeres son el sexo débil y menos capaces que los hombres, especialmente en el ámbito de la lógica y el razonamiento racional.
Hay un lado aún más oscuro de la discriminación de género. La forma extrema de la ideología sexista es la misoginia, el odio de las mujeres.
Incluso si no está familiarizado con estos términos, probablemente los haya presenciado o experimentado. El sexismo ambivalente se refiere a las actitudes que consideran a las mujeres y los hombres en roles estereotipados.
No se deje engañar: incluso el sexismo ambivalente no es aceptable, y puede o intenta perpetuar una cultura que caracteriza a las mujeres como flores delicadas y tontas, y los hombres como machos sensuales. Sus efectos son negativos para las personas de todas las identidades de género. 
En un comentario final debo admitir que este tipo de propuesta ciertamente permea las expresiones publicitarias que vemos a diario.   
- pachi/ROF