El recalcitrante ateo insistió en que como no creía ni en la luz eléctrica que para que pudiesen cobrar la herencia (de hecho cuantiosa) le respetaran sus deseos de ser enterrado esnú, toda su vida madura había campeado en cueros en su solitaria mansión, qué carajo, decía, me llaman si vienen a visitar...
Y así había recrecido sus filosofías de nudista militante y ateo cuando llamó al viejo abogado que era su representante legal de una vida y lo obligó a introducir dicha claúsula testamentaria: esnú en la caja o no hay chavos pa' nadie, y pues esnú se fue pal' hoyo...
La sorpresa que recibió al abrir los ojos y encontrarse en pelotas en una enorme sala pintada azul clarito con cortinas blancas, al fondo se escuchaba música de piano acompañada con maracas tocando un alegre cha-cha-chá, de frente lo saludaba sonriente un canoso anciano barbudo que tenía en el pecho un pegadizo que decía "Hello my name is St. Peter", a su lado un enano regordete con alas portaba un rótulo de esos que acostumbras ver en los aeropuertos que decía: Welcome to Paradiso Estate and Golf Resort, mientras sonrojadas dos azafatas de Virgin Airways uniformadas en blanco le ofrecían, la primera, una canasta de frutas con una moña grande en azul celeste, y la otra un alto trago exótico adornado con una sombrillita que decía "Courtesy of The Boss".
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