Algo que necesitamos urgentemente en Puerto Rico:
humor feminista.
A todos los medios, demos oportunidades expresivas a las mujeres creativas.
Diana Raznovich es una escritora y dramaturga argentina; estudió literatura en la Universidad de Buenos Aires; recipiente de la Beca Guggenheim, sus piezas han sido representadas en América y Europa; destaca también como humorista gráfica. Actualmente reside en España. Integra la junta directiva de Argentores en el Consejo de Teatro.
3 comentarios:
Ha dicho y cito la dramaturga y humorista gráfica Diana Raznovich "el humor es una cosa muy seria. Desestabiliza cosas que están establecidas como verdades eternas y es más fácil hacerlo desde la crítica incisiva del humor que desde la tragedia. Tiene una mirada desacralizadora... Soy muy imprudente, ésa es una característica de los humoristas. Si estás tan voluble a las opiniones coartas el progreso. Tienes que ir investigando y siendo fiel con rigor... tengo una visión de lo ridículo de todo, me aparece en primer plano lo cómico de la vida. Hacer humor es un ejercicio de lucidez, también de crítica y sobre todo de poner aire aún a las situaciones más dramáticas. Pero creo que si bien para mí no es difícil, para otras personas puede serlo...A mí me interesa el humor comprometido, el humor crítico, el humor cuestionador. Me interesa hablar de temas sociales, de desigualdades, de temas de género. Me gusta aportar a una reflexión sobre el mundo que vivimos. Creo que el humor es un recurso muy potente para desarrollar esos aspectos críticos".
No es la victoria feminista más importante de todos los tiempos, pero te deja sonriendo y frecuentemente cuestiona aspectos de tu vida cotidiana. Así que usar el humor como un medio de comunicar las ideas feministas no menosprecia la gravedad y la importancia de la causa. El tono no es exageradamente negativo sino absurdamente realista, tal vez un poco agría en momentos, ácida en otras, la comedia siempre es algo muy serio, las frecuentes críticas asociadas (por hombres en su mayoría) a las bromas feministas y la insistencia en las parodias (asociadas a los géneros y los roles sexuales), es que las mujeres puedan divertirse, mofarse, burlarse y reirse de un tema muy serio en sus propuestas o dudas - se divierten mientras siguen una lucha de siglos contra la desigualdad, la opresión y la explotación.
Hay dos problemas: el primero es la idea estereotipada y cansada de que ser feminista es estar eternamente enojada, cuando en realidad ser una feminista solamente significa creer que los hombres y las mujeres deben ser tratados por igual. No obstante, al comprender cuán desiguales son, basta para fastidiar a cualquiera. El hecho de que algunas feministas a veces se enojan, estadísticamente hablando, dado el nivel de abuso que enfrentan, es sólo una prueba de que tienen más razones para su rabia que la mayoría de la sociedad. Digamos que un hombre vive enojado por la explotación salarial, pues entonces piensa que la mujer asalariada es explotada hasta en mayor grado que los hombres, ¿entiendes...???
El segundo punto es quizás aún más importante. Cada feminista debe tener el derecho de transmitir su mensaje a través de cualquier medio que elija, se trate de artículos académicos, arte, teatro, cortometrajes o si, bromas.
El argumento más fuerte a favor del humor feminista, sin embargo, es el enorme efecto que tiene. Reírse de un problema no significa evitarlo - puede ser una de las formas más poderosas y eficaces de exponer y abordarlo.
He conocido a cientos de mujeres que en sus conversaciones cotidianas demuestran perfectamente la capacidad del humor para desacreditar el sexismo y criticar el machismo. La igualdad, en un contexto emocional, significa que todos deberían reírse de todos por igual!
Precedente digno de mención: En 1949, la filósofa francesa Simone de Beauvoir publicó el libro feminista "Le Deuxième Sexe" ("El segundo sexo"), casi 1.000 páginas entre dos volúmenes. Venerada por la claridad y la fuerza de sus argumentos, Beauvoir se movió más allá de la batalla por el voto y los derechos legales para empezar a enfrentar la desigualdad de género en todas las manifestaciones de la sociedad.
Para las feministas de hoy, como las que vinieron antes, la cuestión de cómo comunicar sus argumentos es crucial.
Veamos ejemplos:
"¿Cuánto tiempo puede un hombre vivir sin cerebro? Depende de cuántos años tenga su marido ..."
"Si los hombres tuvieran que usar sostenes, ¿entenderían?"
Si no te ríes, lloras. Es un fuerte contraste con la imagen de la militante, enojada, feminista dando discursos instando a la rebelión de las cacerolas. Y se hace a propósito: La ira puede estar justificada, pero no siempre avanza una causa si no logra traspasar las barreras comunicativas. Las personas oprimidas usan deliberadamente el humor para aliviar las cargas de la vida cotidiana para sobrevivir. El humor feminista, sin embargo, no es meramente supervivencia, es reírse contra el patriarcado, es desautorizar la opresión, el prejuicio y el discrimen entre carcajadas o siquiera sonrisas pícaras, bromas aparte, es una gran comedia social que es pensativa y evocadora de cuestionamientos a flor de risas, matizada y entretenida, una observación crítica de cómo se desarrollan las identidades, un giro que ridiculiza lo atrasado y torpe de una cultura que hace rato debe haber evolucionado. - pachi/ROF
posdata.- mi ejemplo de una mujer feminista y de avanzada es mi madre, que conste que no dejó de hacer sus actos de protesta (recuerdo que fue escogida la Madre del Año en Fajardo y se negó a participar del evento porque, en el mensaje que envió a la entrega porque postulaba que tenía serias discrepancias con los criterios utilizados y que por ser una persona con grados universitarios, la hubiesen "considerado" más merecedora que tantas otras madres que humildes, empleadas asalariadas y amas de casa eran iguales o mejores madres que ella, la verdad es que quiso aprovechar para dar un mensaje que ciertamente dejó a muchos y muchas pensando).. Y mi madre nunca dejó de ser alegre, hasta cuando enfrentó el cáncer que fue su capítulo final.
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