miércoles, 12 de febrero de 2014

Una historia de dos islas...


El presidente Ford , el 29 de octubre de 1975, dio un discurso negando asistencia federal para salvar a Nueva York de la bancarrota. El Sr. Ford nunca dijo explícitamente las dos palabras "Drop dead", pero podría arguirse que la esencia de sus comentarios se encapsularon en ese titular inmortal.
Viernes, 17 de octubre de 1975, el alcalde de Nueva York Abraham Beame D. firma una petición formal que declara el defecto financiero de la ciudad de los rascacielos, tal vez la ciudad más famosa del mundo, definitivamente la más importante de los Estados Unidos. La policía en coches patrulla, estaban preparados para servir papeles legales a los bancos que eran los principales acreedores de la ciudad. Una orden judicial estaba pendiente de aprobarse para preservar los activos del gobierno de la ciudad, incluyendo dinero en efectivo y bienes duraderos, como camiones de basura. 
Un comunicado de prensa de la Alcaldía de dos páginaa declara sin rodeos, "la ciudad de Nueva York no tiene suficiente dinero en efectivo a mano para cumplir con sus obligaciones de deuda. Esto constituye el defecto que hemos luchado por evitar". 
La ciudad de Nueva York estaba a punto de declararse en bancarrota.
Nunca se invocó la petición.
Nueva York había llegado tan cerca de declarar que se había quedado sin dinero y que omitiría unos $100 millones en préstamos esa tarde. Literalmente en el último minuto, todas las partes acordaron compartir el dolor y evitar la incertidumbre prolongada de la quiebra y liquidación.
Todo dependía de Albert Shanker, dirigente sindical, quien, preocupado por sus miembros, desconfiaba de invertir aproximadamente $150 millones de sus fondos de pensiones en títulos de la ciudad. Shanker acuerda reunirse en privado en el apartamento de Richard Ravitch, quien el gobernador Hugh L. Carey había reclutado para rescatar la sobrecargada Urban Development Corporation. A la reunión fueron el Sr. Ravitch; Sr. Shanker; Señor Carey; su abogado, Judah Gribetz; el ex alcalde Robert F. Wagner; Sandra Feldman, Shanker; y Harry Van Arsdale, jefe del Consejo central de la ciudad. Entre los otros directores que desempeñaron un papel crucial en la resolución de la crisis: Victor Gotbaum, el dirigente sindical municipal ya había acordado invertir en títulos de la ciudad; Felix G. Rohatyn, del sector privado fungió como asesor financiero; Peter C. Goldmark Jr., el director de presupuesto del estado; y Stephen Berger, quien se convertiría en el primer director de la Junta de control financiero de emergencia.
Pocas personas estaban abogando por la bancarrota porque podría derogar los  convenios colectivos y dejar en serio entredicho las instituciones financieras responsables de la venta de valores que fuesen interpretadas como sospechosas o incluso fraudulentas. Los bonos de Nueva York (ciudad) se estimaban ampliamente por los bancos y particulares a lo largo de los Estados Unidos. Y la ciudad dependía del crédito, declarada en quiebra podría serle negado durante décadas.
Nueva York estaba en la ruina, pero no en bancarrota.
Más allá de las repercusiones financieras, la quiebra habría sido un fracaso de la democracia en resolver sus problemas. Pero por otro lado, fue la amenaza de quiebra la que empuja a todos a hacer cosas que al principio del proceso no habían hecho o siquiera considerado hacer.


La historia de la crisis de Nueva York es bien conocida. Los negocios y los residentes comenzaron a huir, el turismo se secó, y enormes déficits presupuestarios amenazaron la calidad de vida. 
Tuvieron que desarrollar un plan – de forma rápida – para reconstruir la ciudad, y en muchos aspectos reinventar la ciudad de los rascacielos. 
Al hacerlo, se desarrollaron tres ideas centrales:
Siempre proponer la inversión; 
entusiasmar la autoconciencia (el escapismo y la negación no ayudan a nadie); y, 
(lo que más me gusta) nunca dejar de pensar en grande.
La determinación de seguir invirtiendo en las cosas que realmente importan permite preservar una ventaja de negocios, mantener una fuerza de trabajo de los más educados y talentosos profesionales y trabajadores del mundo (una obvia ventaja competitiva a nvel global), y alimentar el creciente sector tecnológico (la indiscutible tendencia de crecimiento económico).


Escena de la cinta Manhattan de 1979:

María Wilke: ¿Hechos...? Tengo un millón de datos ....

Isaac Davis: Es cierto, y no significan nada, ¿verdad? Porque nada que vale la pena saber se puede entender con la mente. Todo lo realmente valioso tiene que entrar a través de una abertura diferente, si me perdonas la imagen repugnante...


Corte a Puerto Rico 2014:

Una mirada a nuestras fortalezas y debilidades revela que la nostalgia por los días de gloria del ayer ya sea como paraiso agricola o como centro fabril de "Manos a la obra" nos frustra crear las nuevas alternativas de desarrollo que si bien deben retener lo mejor del pasado, y reactivar el proceso de producción de alimentos, necesita crecer en nuevas direcciones. Hay que centrarse en la construcción de nuevas fortalezas, incluyendo el cine y televisión, el ambiente, las ciencias y las tecnologías más recientes.
Decisiones difíciles son siempre controversiales, y podemos no conocer el alcance en bastante tiempo. Eso es a menudo cierto para las grandes ideas. Es difícil mirar más allá del corto plazo, pero hay una enorme importancia estratégica de tener el valor de la previsión: esa panorámica del futuro que combina realidades, sueños y el coraje de vivir más allá de la mera sobrevivencia (léase con esperanzas de cambios para un mayor bienestar).
El tiempo para arreglar nuestra economía es ahora. 
Gente de todas las regiones están de pie y exigen cambios. Debemos crear los remedios reales e inteligentes que atraigan capitales, generen empleos y fomenten comunidades sostenibles. Nuestra economía, como la propia isla, es diversa y dinámica. Las regiones tienen diferentes "conductores" económicos. 
Reconocer todos esos diferentes elementos, escuchar todas esas voces, es fundamental para proponer estrategias sensatas de desarrollo económico sembradas en nuestra verdadera realidad, personalidad, potencial y necesidades...


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