domingo, 25 de diciembre de 2011

Recuerdos de Carmen Luz...



la lluvia nocturna cosecha recuerdos...
inolvidable el flamboyán florecido frente a la casa
inolvidables los rosales en el patio
todavía escucho las músicas que flotaban entre poesías
el olor de la humilde cocina humeando sabores
la risa ante cualquier excusa para rimar alegría con vida
y la serena hermosura de mi madre deseosa de saludar al que fuese
recuerdos de Carmen Luz
el mejor regalo que recibo
son los recuerdos de mi madre...

posdata del 31 de diciembre:

Cosas que son inolvidables: a ella el asunto de la despedida para nada le agradaba, el ritual de los besos hipócritas, de los llantos ensayados y el sainete de que en una noche olvides lo que el resto del año haces haciendo promesas que sabes no vas a cumplir le fastidiaba, era fuerte de carácter mi madre igual que era inmensamente tierna y dedicada al cultivo cotidiano de generosidades y cuidados con sus familiares, amistades y vecinos, testimonios abundan, pero le jodía la comedia del conteo regresivo, le molestaba algo del Brindis del bohemio y siempre pensó que tal vez era necesario escuchar el ausente poema de la Madre que nos sacara de dudas sobre este hombre que borracho entre amigos recuerda su madre, nada, no recuerdo mi madre celebrando la despedida, es otro día, es otra noche y no quiero pasarla oyendo bochinches y embustes decía, se acostaba y todos sabíamos que no era prudente despertarla a ver gente brincando en Nueva York, eso si siempre al otro día, temprano volvía a su jornada de amistad y amor, no hay nada que celebrar, decía, que no se puede celebrar todos los días...



Triquindei... recuerdos de una luz despuntando el alba un seis...

Los días de Reyes tenían un encanto adicional en la G-9, calle 7, Santa Isidra, Fajardo, era además el cumpleaños de mi madre, el cuento me lo hicieron miles de veces como la hija mayor había insistido en llegarle a la joven pareja a solo minutos de salir el sol, que nace como era usual en la casa donde asistida por comadrona la entonces juvenil hermosura de mi abuela Mercedes revelaba con el esfuerzo necesario su regalo, el primero de los posteriores cuatro adicionales regalos similares, hija de ceibeños puros por cosas del destino se antoja de nacer en Río Grande a la sombra del Yunque, nadie en ese momento sospecharía que al mismo Río Grande regresaría a entregar gran parte de su obra como educadora...

4 comentarios:

Gladys Mundo dijo...

Recuerdo a tu madre y mi querida Mrs Feliciano, mi maestra, mi jefa y mi aniga con mucho cariño y nostalgia...

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

gracias, Gladys, se muy en lo propio y personal que fue muy especial en tu vida y te agradezco infinitamente haber sido especial con ella...

Vanessa Milagros dijo...

Precioso...

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

Atesoro el recuerdo del día de los Reyes como el día de celebrar el nacimiento de mi madre. Desde hace más de una década que sigue conmigo entre sombras, sueños y escondida entre las nubes pero sigo alegre de haberla conocido...